Español


1 de Noviembre, 2017

Brechó


En el grupo de jóvenes, pasamos mucho tiempo planificando y formulando todo tipo de ideas sobre lo que queremos hacer, cómo queremos hacerlo y cuándo. No siempre conseguimos cumplir con nuestras ideas o planes.  Pero, a veces, de repente nos encontramos con una idea no muy relacionada a nuestros planes ya elaborados, que encaja tan bien con nuestras ideas iniciales y es algo que podemos hacer en unas semanas. Esto, es lo que pasó con nuestro mercado de pulgas/mercado ambulante.

Por un tiempo habíamos estado intentando planificar un gran evento para conocer el barrio en la comunidad donde queríamos reconstruir el centro comunitario. Nada salió como queríamos o planificamos. Al mismo tiempo también habíamos intentado completar varios proyectos más pequeños (como: dirigir un culto, hacer una entrega de ropas para personas sin techo, entre otras). Durante una reunión, terminamos juntando un proyecto pequeño con uno más grande y terminamos con la idea de hacer un mercado de pulga en el barrio donde está el centro comunitario no usado en la calle de Montanha Russa.  Decidimos que el mercado de pulga nos daría una presencia, la oportunidad de conocer a la gente y entrevistarla sobre lo que querían en el centro comunitario (suponiendo que querían un centro comunitario). En dos semanas nos organizamos y nos reunimos para dirigirnos allí.


Pues, este mercado de pulga no era cualquier mercado de pulga. Era un mercado ambulante y nuestro vehículo era la combi de la iglesia, que es una camioneta de quince pasajeros de los años 1960. Sugerí que lo pintáramos para que pareciera a la Máquina Misteriosa de Scooby Doo o según la moda de Flower Power de los años 60.  Realmente, es un vehículo fabuloso.  Andando por las calles, sentimos cada hoyo y nos quejamos pero la verdad es que la pasamos super, disfrutando de cada sacudida y movimiento inesperado. Creo que me reí durante todo el camino. Llegamos en el barrio y estábamos disfrutando de un hermoso día de primavera mientras que nos preparamos y esperamos a nuestros clientes potenciales:
 
Esperamos ... y esperamos ... y esperamos ... Finalmente nos llegaron algunos visitantes!





Desafortunadamente, ellas tenían prisa por llegar en casa y no se quedaron lo suficiente para comprar nada. Por lo tanto, decidimos que ya que estábamos allí, al menos deberíamos intentar de entrevistar a los vecinos y las vecinas. Así que, el grupo cuidaba las ropas mientras yo caminaba al otro lado de la calle para ver quién tenía interés de participar en la entrevista. Terminé en lo que la familia vecina llamó su "condominio".  Esta familia (hermanos y hermanas) vive en tres casas diferentes, todas dentro de la misma propiedad. Muy amables, me permitirían hablar mi  portugués “más o menos” para hacerles preguntas sobre cómo vieron a su comunidad y lo que pensaban de reactivar el centro comunitario. Después, volví con las hojas de la entrevista llenas de maravillosas ideas, sugerencias y contactos de personas importantes en el barrio. El grupo de jóvenes se sintió aliviado cuando aparecí ya que pensaron que podría haber sido invitado a quedarme a cenar y que tendrían que esperarme.

Nos relajamos un poco más, bebiendo yerba mate y desarrollando todo tipo de ideas. La tarde culminó en una visita a la oveja del otro vecino llamada "Tesoro" y con un agradable paseo a la reserva de agua.







¡Segimos avanzando, nos reuniremos de nuevo para evaluar nuestros esfuerzos y planear los próximos pasos!




Qué he hecho en los últimos trés meses? Les pongo al día:
Pensamientos a los finales de abril:  El Cuento del Sínodo
Hoy, vuelvo a trabajar después de un fin de semana intenso en el que celebramos el Sínodo Diocesano (conferencia de la Iglesia Episcopal que ocurre cada dos años). Esta mañana, al salir de mi casa, noté los cambios en el clima.  El aire ya está más fresco y el viento huele diferente.  Me recuerda a los últimos días de septiembre en Connecticut cuando el verano está dando paso al otoño. El aire es lo suficientemente frío como para convencer a uno de llevar una chaqueta, pero los recuerdos de verano todavía viajan a lo largo de las ráfagas de viento. Es un día lluvioso, tempestuoso, con momentos en los que el viento vuela y se estrelle a través del túnel que los edificios a ambos lados de mí han creado. La lluvia de ayer y de anoche cayó a cántaros encima de los árboles y sus hojas maltratadas cubren la tierra como si fuera una alfombra. Puertas no bien cerradas se sueltan haciendo mucho ruido igual que las tapas de los contenedores de basura. Por un momento, empiezo a hacer planes para ir recogiendo manzanas y participar en un laberinto de maíz hasta que recuerdo donde estoy. Es extraño pensar en otoño mientras que mi mamá me envía fotos de los azafranes (una flor común en el nordeste) que sembramos el año pasado en la primavera.

La verdad es que prefería quedarme en casa hoy, envuelta en mantas, con una taza de té y un libro, pero ya que eso fue exactamente lo que hice ayer, hoy me voy a trabajar para finalizar algunas cosas que no terminamos en relación al Sínodo. Y aquí estoy en la oficina de la iglesia, escribiendo esto porque no puedo hacer mucho más ya que el viento ha derrumbado la luz e internet. Me gustaría poner al día a todos en lo que he estado haciendo aquí.  Puesto que el proyecto más reciente ha sido el sínodo, comenzaré con eso. Como sólo tengo (casi) tres años formando parte de la Iglesia Episcopal, nunca he asistido a un Sínodo Diocesano. En realidad, inicialmente yo no estaba completamente segura de cuál era el propósito del sínodo, pero después de haber preparado, participado y apoyado el evento, entiendo mucho mejor. Para aquellos de ustedes que no son parte de la Iglesia Episcopal, el Sínodo es básicamente una reunión de gerencia de la diócesis donde se deciden los próximos pasos para la diócesis, se eligen nuevos oficiales y se resuelven quejas o dificultades.

Mi papel principal era ayudar preparar la reunión y luego durante la reunión hacer lo necesario para que todo funcionara sin problemas. Era la primera vez que yo hacía algo así para un evento tan grande. La responsabilidad principal que me habían asignado era de llenar las carpetas de bienvenida con diversos papeles y reportes tales como los programas, la liturgia, y tarjetas para votar. Durante la
semana antes del Sínodo, el Obispo Francisco me había dado una lista de las cosas que él quería incluir en las carpetas.  Coloqué todos los papeles en las carpetas inmediatamente. Había varios papeles que él quería dejar afuera, por ejemplo la carta pastoral, porque él prefería distribuirla después de leerla a todos. Había algunos otros documentos que se suponía que estaban dentro de la carpeta, pero no se imprimieron hasta el último minuto por varios razones.

Aquí comenzamos con el revolú de las carpetas. Por alguna razón, en vez de entregar las carpetas al principio de la conferencia, se nos dijo que las entregáramos durante la ceremonia de apertura oficial la que ocurriría en la noche del primer día. Dentro de una hora de esta ceremonia, nos dijeron que la liturgia se debe quitar de las carpetas porque estaríamos haciendo la liturgia antes de repartir las carpetas. Inmediatamente, formamos una línea de montaje para llevar a cabo la tarea lo más rápido que fuera posible. También en este momento, nos dimos cuenta de que yo había olvidado traer los bolígrafos que se suponía que estaban en las bolsas juntos con las carpetas. Jonás salió volando para la iglesia (el evento fue en otro local) para buscarlos. Más una vez, llenamos rápidamente las bolsas con los bolígrafos.

Después de esto, nos dimos cuenta de que el programa de eventos para todo el fin de semana tenía algunos errores bastante grandes o que fue que algo había cambiado de última hora, hasta hoy no estoy segura de que era el problema. Una vez más, arrancamos para primeramente sacar todos los programas errados mientras que alguien hizo los ajustes apropiados y imprimió los nuevos programas. La línea de montaje se formó de nuevo para rellenar las carpetas.

Aquella noche, tuvimos otros dos casos con respecto a las carpetas. Primero, el Obispo Francisco
abrió la noche leyendo la carta pastoral. El plan original era entregar la carta mientras que él la estaba leyendo para que todos pudieran seguirla. Todos esperamos para la señal de entrega, pero nunca llegó. Después de leer la carta, Obispo Francisco anunció que una copia de la carta estaría en las carpetas que repartiríamos próximamente. Al escuchar esto, todo nos miramos con una mirada de desesperación. El segundo cambio sorpresa era la lista de cargos y comisiones.  Esto, también nos dijeron antes dejar separada para entregar antes de las carpetas, pero en la apertura fue anunciado que estaría también dentro de las carpetas. Al escuchar más otro cambio a la composición de las carpetas, nos vencimos y reímos mientras nos apuramos para por lo menos poner la carta y la lista encima de cada carpeta y entonces repartírselas todo en conjunto. Desafortunadamente, no conseguimos hacerlo todo antes de que llegara el momento de entregar las carpetas. Joelma terminó repartiendo las carpetas y yo, los papeles sueltos.  Al fin al cabo todo resultó bien, pero me sentí agradecida de no tener que bregar con aquellas carpetas nuevamente.


En verdad, el revolú con las carpetas fue lo peor que pasó durante todo el fin de semana. Como mi primer sínodo en la Iglesia Episcopal, disfruté de la experiencia de reunir y compartir con las  personas de toda la diócesis. También era chévere ver el proceso de la Iglesia.  Era más democrático que me imaginé ya que la Iglesia tiene una estructura bastante jerárquica. En un momento durante la reunión, todos tuvieron la oportunidad de hablar y desahogar.  Inclusive dos personas tenían el cargo de asegurar que todo el mundo fuera incluido y que su voz fuera escuchada.

Las Aventuras del Grupo de Jóvenes
Recogiendo y limpando en la propriedad


Aproximadamente hace dos años, la diócesis organizó la primera conferencia de jóvenes que se había realizado en mucho tiempo. Como resultado, el grupo de jóvenes de Santa María se formó (el término "juventud" se utiliza de forma bastante flexible y las edades varían entre 16 hasta 36). Comenzaron a reunirse regularmente y en el verano de 2016, descubrieron la existencia de una propiedad en el barrio Montanha Russa (Montanha Russa es de hecho, el nombre de la calle principal del barrio). La catedral en Santa María, actualmente posee aquella propiedad en este barrio. Hace 20 años la Iglesia en este barrio era próspera y tenía un centro comunitaria que ofrecía varios servicios y actividades como una panadería, huerto comunitario, clases de costura, clases de computación y programas para niño/as después del horario escolar. Con los años, esta iglesia disminuyó gradualmente y también la participación en el centro. El año 2009 fue el último año de operación del Centro Comunitario y la iglesia cerró sus puertas aproximadamente en la misma época. Cuando el actual grupo de jóvenes visitó esta propiedad medio abandonada, vio las posibilidades, se entusiasmó y con la bendición del padre y el Obispo en Santa María, comenzó a formular un plan para rescatar el centro. En Diciembre pasado, cuando llegué, fui presentada al grupo de jóvenes y empezamos a hacer una lluvia de ideas sobre cómo abordar el proyecto. A partir de ahora, hemos formulado muchas ideas de posibilidades para el centro. Los planes para una evaluación estructural están en progreso, así como una encuesta de todo el barrio para ver lo que la propia comunidad podría querer o necesitar. El plan es que la comunidad se apropie del proyecto, trabajando con la iglesia para obtener apoyo para tener una mejor oportunidad de éxito.
Cuarto recogido y limpo!
Aparte de eso, estamos trabajando en varios proyectos paralelos, por ejemplo una colección de ropa donada, la venta de ellas para recaudar fondos, el comienzo del coro de jóvenes, discusiones educativas y debates sobre temas sociales como los derechos humanos, entre otras cosas.


La travesía por los campos de las vacas

En el medio del mes de mayo, fui invitado a acompañar al Obispo Francisco y al secretario Jonás para visitar la región norte de la diócesis en sus visitas pastorales. Estas ocurren cada dos años y el Obispo hace los bautismos y las confirmaciones pendientes de las comunidades. El campo es hermoso, verde con muchas montañas y colinas, lagos y ríos. El área tiene un fuerte patrimonio alemán y hasta hoy muchas comunidades todavía hablan alemán. Aquí, mis ojos azules no estaban fuera de lugar.

Aprendí hacer "entrevero"
Nos recibieron con una enorme cantidad de comida deliciosa. (Al volver a Santa María, no comí carne por una semana por tanta que habíamos comido en el viaje). Cada comunidad nos dio la bienvenida con un “churrasco” y un grupo nos ofreció con pernil asado (Un churrasco en Brasil es asar varios tipos de carne por encima de leña fuera de la casa. Parecido a como lo hacen en Uruguay y Argentina). Durante uno de los días que nos recibieron con churrasco en particular, tuve el placer de sentarme a lado a dos ancianos que estaban sentados uno frente al otro. A mi otro lado se sentaban una mujer y su hijo.  Primeramente, yo intenté, sin éxito, platicar con la mujer y el niño. Un poco desanimada que ellos no me hablaban, yo, miraba alrededor de mí y noté que los ancianos se comunicaban entre sí usando sólo señales de mano. Yo no sabía lo que estaban diciendo y tampoco no estaba seguro de que se entendieron. De toda manera parecía que estaban bromeando uno con el otro. Por un tiempito los observé conversar, bien entretenida, cuando uno de los hombres comenzó a señalar a la cocina. El segundo hombre se dio la vuelta para ver lo que estaba señalando y cuando él viró, el primer hombre le robó el pedazo de pan de ajo que estaba en el plato del segundo hombre. Una risada ruidosa explotó de mi garganta (a la que todos la sala se volvieron a mirarme) porque era lo último que esperaba ver. Estoy seguro de que la mayoría de la gente ha jugado ese truco con una persona inocente a lo largo de su vida, pero para mí fue tan cómico ver estos hombres mayores todavía tan juguetones. Luego, cuando yo le contaba la historia a otra persona, me informó que los hombres eran hermanos y uno de ellos es sordo. Ellos habían inventado su propia lengua de signos para comunicarse.

Viajamos por todas partes de la región. A pesar de que las diferentes comunidades están relativamente cercas, las carreteras son a menudo calles de tierra y llena de hoyos. También llueve
con bastante frecuencia lo que no mejora las condiciones. En los diez días que estuve allí, perdimos dos gomas. Aún así, el viaje valió la pena. Cada pueblo que visitamos era un pueblo pintoresco con calles adoquinadas y en que todxs lxs vecinxs se conocen. Una noche, el obispo sintió que su presión arterial estaba aumentando, así que nos fuimos a la farmacia local para ver si le podría atender. A la mañana siguiente, todo el pueblo sabía que un padre, dos hombres y una muchacha con uñas azules y anaranjas (yo) pasaron por la farmacia la noche anterior. Lxs miembrxs de la iglesia fácilmente identificaron al Obispo y su corrillo y regañaron al Obispo no dejar saber a alguien su presión estaba alto porque alguien seguramente lo habría ayudado.

Me encantó la visita y disfruté el tiempo pasado en el campo, la oportunidad de conocer gente nueva y conocer lxs conocidxs mejor. Esta región del país tiene muchas iglesias activas pero muy pocos padres.  Hoy en día uno de los padres atiende a 14 diferentes comunidades. Al discutir este asunto, uno de los padres y el Obispo se decidió que sería una buena idea que yo fuera ayudar durante un cierto tiempo en los próximos meses. Yo acepté. El plan actual es que voy a pasar el mes de octubre allí y probablemente ayudar a algunos grupos de jóvenes a formarse más oficialmente o en cualquier capacidad que me necesiten. Tengo muchas ganas de hacerlo; y como es una comunidad agrícola, ¡puede ser que yo comienza mis días sacando leche de las vacas!






Image may contain: 5 people, people smiling Oración Aro de Hula
31 Mayo 2017

Una de las partes que más me anima de viajar y vivir en otros países es reconectar con mi ser espiritual.  Debido a la ausencia de mi casa, amistades y cosas a que estoy acostumbrada a tener, estoy forzada confiar completamente en Dios porque no tengo más nada.  Al llegar a Brasil, me sentí esta sensación de confianza en Dios florecer en mí en conjunto con un ánimo increíble por experimentar la vida…pero la verdad es que eso no pasó en ninguna forma.  En cambio, yo sentí que hubo una distancia entre Dios y yo, como una pared entre nosotros.  Por ejemplo, sentada en la iglesia aquí miraba la belleza de este lugar sagrado y no sentí la sensación de maravilla e asombra que generalmente siento en estos lugares.  Tampoco la oración que realizaba la sentía autentica ni me sentí misionera.



Luego de dos meses, este “sentimiento espiritual” volvió; no sé por qué ni cómo.  Desde entonces, he pasado por altas y bajas hasta que hace un par de meses comencé a escribir este blog y nunca terminé, volviendo a una “baja” en la que olvidé lo que había aprendido.  Hace dos semanas pasé por todo de nuevo todo lo que he escrito de arriba a abajo.  Empecé a escribir sobre la experiencia y me di cuenta que ya había escrito sobre la misma cosa hace dos meses.


Para continuar, mientras leía un libro de trabajo social me encontré con la siguiente verbalización, “Mi espiritualidad se ha tornado a una llamada y reto a ser quien soy y formarme a que soy destinada a ser”. A partir de esta frase, mi entendimiento de lo espiritual comenzó a cambiar.

Mi visión de oración se desarrolló aún más después de una conversación con un hermano del monasterio Holy Cross.  Él me enseñó considerar otras maneras de orar, por ejemplo, podría pensar en mi práctica de capoeira como una oración.  Eso fue algo en lo que yo no había pensado, pero tenía una memoria lejana de una conversación parecida durante el adiestramiento (de YASC) el verano pasado en el mismo monasterio.  Aquella noche no fui a capoeira pero la siguiente noche fui a mi primera clase de hula hoop. Yo esperaba una clase divertida y una oportunidad de hacer más amistades; pero me encontré una experiencia espiritual bonita en el lugar donde menos esperaba encontrarla.  Mirando hacia atrás, hace sentido porque utilizamos los cuerpos que Dios nos dio para formar movimientos bonitos, probar sus límites, y usarlo creativamente en la presencia de Dios.  Yo le ofrecí gracias a Dios mientras aprendí manipular el aro con mis manos, brazos, cabeza y cintura.  Todas las mujeres emitíamos energía positiva  y llegué apreciar la belleza de cada una de ellas.  Todas diferentes pero con una belleza particular.  Nos apoyamos en los esfuerzos de la otra para aprender y mover con elegancia. Aprendimos estiramientos nuevos y como los mismos apoyan nuestros cuerpos.

La parte final de la clase me conmovió.  Nos sentamos en un círculo para intercambiar masajes.  Cada una ofreció su pie izquierda a la persona a la izquierda para masajear y recibimos el pie de la persona a la derecha para masajear.  Inmediatamente pensé en el simbolismo de los pies. Durante toda la clase andamos descalzas encima de un piso nada limpio.  Básicamente le di mi pie repulsivo a una persona que apenas había conocido para que ella lo cuidara usando un gesto bastante íntimo.  Yo, en cambio, abrazaba el pie de otra mujer para manipular como si fuera mi propio pie para que ella sintiera la misma sensación de sanación y alivio que yo.  Nuestra maestra nos guió en el proceso de masaje y de pronto ni me importaba que mis dedos acariciaban un pie sucio.  La situación me acordó a Jesús lavando los pies de los discípulos quienes unos pies que me imagino estuvieron igual de sucio como los nuestros.  En este momento yo estaba rodeada con mujeres de varias religiones compartiendo este momento lindo tan parecido con lo que hizo Jesús.  Cuando terminamos, había tanta energía positiva y amor que empezamos abrazarnos y continuar intercambiando masajes de la cabeza, el cuello, la espalda y los brazos.

Al llegar en casa, continué reflexionando sobre la experiencia y me acordé de una otra experiencia muy parecida.  Hace un año y medio, yo visitaba amigxs en Puerto Rico y una amiga me invitó a participar en lo que se llama un “blessing”.  Generalmente, se usa para mujeres embarazadas en vez de tener un baby shower se realiza una ceremonia de bendición con las personas más cercanas a la mujer. Mi amiga notó que sus amigas andaban estresadas y entonces organizó un blessing lo cual fue muy lindo. Comenzamos con encender velas y apagamos las luces.  Ella pasó un bowl lleno de agua con pétalos de rosa flotando por encima.  Cada mujer lavó las manos de su vecina lentamente y con mucho cariño.  Con esta práctica empezamos a relajarnos tanto las mentes como los cuerpos.  Entonces, mi amiga nos invitó hablar.  No me recuerdo exactamente  que nos sugirió hablar pero de alguna forma todas comenzamos desahogar, compartiendo las cosas de nuestras vidas más íntimas y pesadas. Terminamos todas con lágrimas en los ojos.  Concluimos el tiempo con una actividad de apoyo en que escribimos las fortalezas de cada una en pancartas.  Las pancartas llevamos para casa.  La noche fue llena de  vulnerabilidad, risas, lágrimas y solidaridad.

Al hacer el vínculo entre las dos experiencias, vi como cada una tenía elementos parecidos de la espiritualidad y oración.  Son experiencias en que no tengo que dejar mi mente en una caja sino puedo dejar que ella crezca y aprenda, que siga explorando la creación de Dios.  A partir de estas experiencias ya estoy experimentado la espiritualidad y la oración de una manera nueva.  Continúo creando estos espacios sagrados y también procurar oportunidades en lo cotidiano.

Les doy gracias a lxs siguentes donantes:
La familia Laudone
Courtney Wolfe


                               



 

Las Mujeres
19 Abril 2017


Mi reacción al participar en la Marcha Mundial de Mujeres:

Hoy no consigo enfocarme en el trabajo.  Todavía estoy con el ardor, emoción y fuerza de la Marcha Mundial de Mujeres en que participé ayer.  El evento me dejó con un sentimiento de fuerza, empoderamiento y me siento como si pudiera hacer cualquier cosa en éste momento (menos escribir las minutas de la reunión del sábado pasado).  Entonces, encuentro necesario escribir sobre la experiencia.



Ayer, por la tarde, dos miembros del grupo de jóvenes de la iglesia y yo nos reunimos en la oficina de la iglesia.  Yo me había vestido en la camisa negra con violeta que hicimos la Federación Estudiantil de Trabajo Social durante el tiempo que pasé en la Universidad de Puerto Rico.  Esta camisa sirve como un recordatorio de la violencia que sufrimos como mujeres con la poesía de Julia de Burgos escrita en la parte atrás, “Yo misma fui mi ruta”.  Las otras dos mujeres se vistieron de rojo que fue el color escogido en varios países para la marcha. Con mucha emoción, buscando marcadores para decorar nuestros rostros en preparación para encontrarnos con las otras en la plaza principal de la ciudad.  Justo cuando íbamos a salir de la oficina, comenzó un aguacero.  Nos pausamos un momento, pero decidimos que ni agua nos iba a parar de reclamar nuestros derechos humanos.  Dejando los celulares en la oficina, salimos. Casi podíamos nadar en la lluvia. Vitória, una de las mujeres del grupo de jóvenes, nos dijo que cuando ella estaba en camino para la oficina, había visto un grupo de mujeres subiendo las aceras hacía la plaza principal.  Ya que no vimos nadie en la plaza como tal, fuimos buscando por las aceras.  Mientras caminábamos, varias personas en las calles nos echaron comentarios por mi camisa y nuestras caras decoradas.  Quisiera yo comentar que usualmente en Santa María no me hablan en las calles tirando “piropos”. Ayer fue un día particular. Caminamos toda la acera sin encontrar el grupo y entonces volvimos para la plaza vacía.  Me sentí un poco desanimada que aparentemente mi propio sexo femenino abandonaron la machar por causa de lluvia.  Al volver a la oficina de la iglesia verificamos el plan en nuestros celulares y supimos que el grupo se escondió bajo del techo de un banco en la plaza. Más animadas, volvimos para la plaza.


Image may contain: 5 people, outdoorEl inicio de la marcha no comenzó tan organizada como yo esperaba y eso fue por causa de la lluvia en parte.  También fue que esperábamos las otras hermanas que no podían dejar de trabajar ese día.  Cuando el grupo poco a poco aumentó en participantes, el grupo de jóvenes y yo seguimos tímidamente algunas mujeres que parecían ser las organizadores hacía el tumbacoco (camión con bocinas grandes) para saber que pasaría próximamente.  Formamos un círculo pequeño, algunas tocando tambores y empezamos a cantar y bailar.  Las demás, lentamente se movieron hacía la música y yo vi toda la diversidad de nuestro grupo.  Estaban mujeres flacas, grandes, pobres, ricas.  Mujeres de diversas sexualidades, colores de piel, ropa, y cabello.  Al ver todas esas mujeres apoyándose unas a las otras y no humillándose con comentarios sexistas me lleno con fuerza. ¡La creación de Dios es hermosa!  Las canciones empezaban bajas sin mucha fuerza y yo solo pude participar en las que entendí su letra, pero ¡bailé con todo corazón!

Al comienzo de la marcha caminamos por un área importante por su comercio (parecido al Paseo de Diego en Puerto Rico) para llegar a otra plaza para ver el documental, “Lucha como una niña”.  Para mí, esta primera parte de la marcha fue la que más me motivó e inspiró más.  Todo el mundo ya estaba cantando, aplaudiendo, tocando tambores y bailando mientras que nos movíamos por las calles. Bloqueamos el tráfico y atraimos la atención de todas las personas en los alrededores.  Durante éste mismo tiempo, lxs estudiantes del primer año de la universidad local estaban pasando por una semana de juegos y mucho beber.  Así que estaban en el centro de la ciudad cuando marchábamos y nos encontramos con un grupo de ellxs, las mujeres del grupo de estudiantes se unieron con nosotras en la calle, bailando y cantando igual.  Hasta los hombres que se quedaron en las aceras gritaron apoyándonos.  Arriba, en los balcones de las casas, vimos más mujeres saludando y también apoyándonos. De repente, el ruido me pareció aumentar y yo giré la cabeza para ver si habían llegado más personas.  Pero no vi tanta gente como imaginaba, aun así llegamos a ser un grupo de un tamaño admirable para una ciudad pequeña ubicada en el medio del campo y bosque.  La penúltima parada era la Delegación de Policía para las Mujeres.  Aquí nos detuvimos para reflexionar sobre la violencia contra la mujer, escuchando las estadísticas y reclamando que la ciudad extienda el horario de la Delegación para estar abierta 24 horas al día, siete días la semana.  Actualmente, la oficina está abierta durante las horas comerciales.  Después de eso, otras mujeres hablaban sobre las fobias relacionadas a las mujeres lesbianas, mujeres bisexuales, mujeres transgénero, y de diferentes razas.  Esta parte de las protesta termino en un canto poderoso, de nuevo fomentando el sentido de unión, fuerza y valor que tenemos juntas.
Terminamos la marcha en la Plaza de los Bomberos.  Ésta fue la parte más difícil (aunque realmente no fue tan mala) porque los carros que estaban detrás de nosotras empezaron tocar bocina y las personas que querían cruzare la calle se Sin embargo, nos mantuvimos fuertes y levantamos las pancartas todavía más altas mientras que seguíamos para la plaza. Me sentí llena con tanta alegría y con un amor fuerte para mis hermanas. Llegué a casa todavía con muchos sentimientos porque estoy aquí en un país nuevo, la hermosura y fuerza que vi en las mujeres que me acompañaron y que acompañe durante la Marcha me dejó asombrada. Además sentí una conexión con todas las mujeres del Mundo y continuaba aumentando cuando vi las fotos de las protestas en países como Argentina, Uruguay, Puerto Rico entre otros países. Lo que estamos reclamando simplemente es nuestro derecho a ser tratadas como seres humanos. Pido a Dios que este sentimiento nunca me deje y que pueda yo continuar viendo todas las cosas bellas en mis hermanas mientras que comienzo ya de nuevo con la rutina diaria.  


La Estrella
10 Marzo 2017


La pausita entre los pasos, o ritmo del tambor, el berimbau y la pandereta, la concentración enfocada en los movimientos del otro jugador de la práctica de capoeira un sentimiento primal, o impulso contrastado con la planificación, la naturaleza del corazón latir combinado con una coreografía flexible y la fuerza de una pelea unida con la belleza de un baile: esto es capoeira.

Los que me conocen bien saben que adoro bailar. De cierta forma creo que la palabra “adorar” no da para expresar lo mucho que el baile me apasiona. Nunca aprendí a bailar ballet o bailes finos, aunque asistí lealmente a todos  los recitales de danza de mi amiga más cercana cuando era niña. De hecho, al principio de aprender a bailar, me sentí nerviosa y dudaba de mi capacidad de mover el cuerpo al ritmo. Me recuerdo moviéndome, tímidamente, durante los bailes escolares en los que me quedé más temerosa que llena de alegría.  Así fue hasta una clase de español que tomé en la escuela secundaria en donde descubrí que existían bailes fuera de los que hicimos en los bailes escolares. En la Universidad aprendí a bailar mucho mejor.  En mi último año de bachillerato junto con mis amistades bailábamos casi todos los sábados en la noche. Desde entonces, he aprendido varios bailes sociales e incluso recuerdo que una amiga me dijo “nunca te he visto tan feliz que cuando bailas”.

Al llegar a Brasil, yo no sabía mucho sobre capoeira, solo que fue utilizado como método de auto-defensa por los/as esclavos/as en tiempos antiguos.  Ya que no les fue permitido que ellos/as se defendieran o aprendieran a luchar, escondieron las patadas y golpes detrás de una máscara de baile.  El resultado hoy, es eso mismo, el matrimonio entre un arte marcial y el ritmo.  Confieso que cuando Jonas (el secretario de la iglesia) me invitó a participar de las clases que él enseña de capoeira, me apunté rápidamente porque quería tener la oportunidad de conocer más personas y hacer amistades.  Luego de la primera clase supe que capoeira se convertiría en algo que quería seguir practicando y avanzado durante mi tiempo acá.
Para los que no conocen de capoeira, les recomiendo que busquen videos en el internet para ver la fuerza  que es necesaria para lograr hacer el pino, las patadas y los “back bends”.  Ya en la tercera clase, el maestro indicó que yo hiciera una “estrella” estilo capoeira.  Al inicio le dije que no podía. Desde siempre he tenido problemas con lograr una estrella ya que no tengo mucha fuerza en los brazos sino en las piernas.  Él intentó animarme a hacer la estrella diciendo, “Aún si las piernas apenas están en el aire, intenta para aprender el movimiento.  Muchos de los capoeiristas que llevan años practicando no levantan las piernas muy alto”.  Por supuesto yo (la perfeccionista) quería levantar las piernas hasta el techo, pero acepté que no haría el movimiento perfectamente.  He notado que a menudo no tengo una actitud competitiva para llegar más allá en los deportes.  Me dedico fácilmente cuando las cosas son fáciles, pero cuando el ejercicio comienza a doler estoy más que contenta en parar.  Algo muy diferente pasó en capoeira; aún con mucho cansancio yo seguía.  Ahora, no solo me quedo para la sesión básica también para la clase más avanzada, así que termino haciendo tres horas o más de práctica.  Luego de un par de semanas, ya puedo hacer la estrella y cada vez más me sorprendo de la fuerza que he ganado en los brazos y hombros.

De hecho, esos han sido los temas en mi vida desde que llegué a aquí: audacia y determinación.  Mis familiares y amistades me han dicho varias veces que tengo valor porque viajo a países desconocidos y aprendo a hablar otros idiomas.  Para mí, hacer eso no siente valiente, en cambio siente natural y emocionante.  Así que en realidad, viajar no es valiente, al menos no para mí porque no es algo a lo que le temo.  Para mí, muchas veces son las cosas cotidianas las me retan más.  Por ejemplo, me es desafiante animarme para adelantar en un deporte, salir de la casa para hablar con la gente sin conocerla y abogar por mis derechos.   Yo creo que aquí algo cayó en lugar en el sentido de que las cosas que mencioné anteriormente ya no me parecen tan inalcanzables.  Lograr movimientos más avanzados de capoeira es difícil, pero ya no le tengo miedo sino me siento determinada y con un gran deseo de retarme.  No sé por qué habrá cambiado esto en mí desde que llegué a Brasil.  Tal vez mi preocupación en hacer las cosas correctamente está disminuida. Quizás, por alguna razón despertó la parte en mí que antes le gustaban de los retos y la exploración; cosas que me gustaban cuando era niña.  Puede ser también que todas las situaciones que he pasado en el último año me han dado más confianza y valentía; ahora que estoy en un ámbito nuevo estoy poniendo en práctica muchas cosas que se encontraban dentro de mí.  Lo que sea, me gusta porque me ha traído más confianza, fe, y determinación.




3 Enero 2017
El Espacio 

Entre todo la preparación para la mudanza y la prisa de las últimas semanas, yo he estado meditando mucho en el concepto del espacio.  Existen varios espacios donde he vivido experiencias en Connecticut y sus alrededores  que significan mucho para mí.  Mientras que la idea de mudarse a otro sitio es emocionante por la posibilidad de explorar y conocer, también provoca duda y miedo.  Los espacios del sitio nuevo todavía no son significativas; no tienen nada conocido ni importancia personal.

Hace un par de meses yo volví al monasterio Holy Cross en Nueva York donde hicimos el adiestramiento para los que están en YASC como misioneras/os.  Mientras que yo cruzaba el puente sobre el Rio Hudson, me dio cuenta que este espacio ya tenía significáncia para mí.  Mi vista permanecía en el paisaje.  Aquí, los árboles tienen determinación.  Crecen desde las montañas como si fueran alfileres en un alfiletero, fuertes y rectos. Aún hasta las orillas del río, sus raíces se enredan entre las piedras planas como culebras y absorben pequeños tragitos de agua mientras la corriente vuelve a su origen.  Por la mañana, la corriente va hacía el mar pero por la noche regresa a su fuente.  Aquí, en el monasterio, el tiempo siente diferente.  Parece marchar en vez de correr o gatear, siguiendo un ritmo mas natural a lo que estoy acostumbrada.  Acá hay tiempo para observar una abeja posarse encima del agua.  Hay tiempo para notar el olor dulce de las hojas descomponiéndose, tiempo para disfrutar lo que queda del verano.  Y más importante, hay tiempo para meditar, contemplar y pasar tiempo con Dios.  Aquella noche me quedé para las vísperas y la cena con los monjes.  No puedo pensar en una manera mejor de concluir la noche que en comunidad con mis hermanas y hermanos de la iglesia, orando. Todo aquí tiene significado.  El mero acto de sentarme acá y escribir esto, de algún modo, tiene importancia, aunque no contribuye directamente al rescate del mundo, es casi necesario.  Es un lugar donde yo puedo reflexionar, estar quieta, y alejarme del mundo, como Jesús lo hacía, para alabar a Dios.  Es un lugar donde lo común es maravilloso. Encuentro el simple sonido de una ardilla defendiendo sus crías asombroso y me pongo a orar: Nuestro Padre....

Acercaba el día de desembarco y noté que los espacios significativos en mi vida empezaron a cambiar. Poco a poco yo sacaba las cosas de mi oficina de trabajo y ordené las cosas dentro. Mis plantas y mis libros, los llevé para casa y ordené los archivos en el escritorio para la persona que eventualmente tomará mi espacio.  En casa, no solo tenía que hacer las maletas por un año pero también tenía que guardar todas mis cosas y ponerlas en casa de mis padres, lo que fue mucho trabajo.  Las cosas que tenía ordenada muy lindo en mi espacio ahora estaban por todos lados en un desorden total. Al vivir así con las cosas en caos, sentí también un nivel de caos dentro de mí. No tuve una crisis pero yo me sentí también desordenada dentro porque el desorden afuera era un recuerdo constante de la futura mudanza.

Me comencé a sentir como una persona sin hogar.  Reconozco que yo estaba muy lejos de ser sin hogar, pero la situación sirvió como un recuerdo de lo que los inmigrantes han pasado o quizás cómo sería vivir una vida nómada bregando con esa incertidumbre en la vida cotidiana.  Además, el asunto de cosas surgió.  Un día, mientras yo hacía las maletas, yo vi la película The Hobbit.  Al inicio de la película, Gandalf visita a Bilbo para invitarle comenzar una aventura.  Bilbo explica no es posible que participe por que tiene que cuidar todas las cosas de la casa inclusive los platos buenos de su madre. Gandalf le pregunta, "Dime, cuando los mantelitos y los platos de su madre se volvieron tan importantes para ti?" Hice la reflexión que recientemente mis pensamientos sí se enfocaron demasiado en las cosas; por ejemplo las cosas que yo quería comprar o las cosas que facilitarán la vida.  Aún mientras hacía las maletas ha surgido el asunto de las cosas. Que haría yo sin tal cosa en Brasil?  Se vendería tal cosa allá?  El escenario en la película me ayudó recordar de mis valores, mis valores no enfocan en las cosas. De hecho, yo critico mucho el consumismo y me siento mas relajada cuando tengo menos.  Empecé evaluar de nuevo los procesos de pensamiento y cambiarlos de preocupaciones a tranquilidad (no fue fácil, y no lo he logrado por completo).  Si yo no puedo comprar un producto de belleza especial por un año, está bien.  Si yo no puedo comprar siempre las comidas que me gustan por un año, está bien.   Si me siento un poco incomoda por un tiempo, también está bien, sobreviviré.  Porque al final del día, por tener menos, mi vida será mejor.  Creceré como persona en una situación por tener menos, no por tener de más.  Tengo que aprender a ser más agradecida por lo que tengo y en oración constante por los que tienen menos.  El ser agradecida as veces es difícil para mí porque me siento más culpable que agradecida.  Siento culpa por tener tanto mientras que otros no tienen nada.  Pero creo que ser agradecida no es sentirme agradecida que yo tengo y otros no, sino tiene más que ver con apreciar lo que tengo y no no querer lo que no tengo.  Porque si estoy agradecida por lo que tengo, me sentiré más satisfecha y cuidaré mejor mis cosas y en cambio me convierto en una persona más generosa con mis posesiones, tiempo y vida.

Desde que llegué a Brasil, me he sentido bienvenida por personas lindas y pacientes, quienes me han preparado un apartamento lindo y simple.  Y, de hecho, a causa de que no podía llevar todas mis cosas conmigo, me siento mas tranquila.  El tiempo que paso sola uso para actividades que me satisfacen y llenan de alegría.  En cambio, el tiempo que paso con la gente también parece tener más significado. Ahora me encuentro con espacios nuevos que no conozco pero poco a poco estos espacios se están conectando a experiencias y memorias.  Todavía estos espacios no son "mios" pero poco a poco con estas memorias y las amistades nuevas que tengo, pronto yo sé que Santa María será un segundo (quizás tercero porque amo a Puerto Rico) hogar para mi.



 


24 Septiembre 2016
Acerca del "Young Adult Service Corps"

Para contestar algunas preguntas que no fueron explicadas claramente en el  escrito “post” anterior, me gustaría tomar un tiempo para describir con más detalle el programa en que participo.  Como mencioné, el Young Adults Service Corps, o YASC, está dirigida por la Iglesia Episcopal y se define por, "un ministerio para jóvenes que están interesados en explorar su fe de nuevas maneras como vivir y servir en las comunidades de Comunión Anglicana.  (La Comunión Anglicana es la red de todas las iglesias en el mundo que tienen raíces de la iglesia anglicana de Inglaterra.  No son toda la misma iglesia, sino es una red de ellas). YASC introduce a los/as jóvenes a la Comunión Anglicana Mundial y la vida diaria de sus comunidades. Al mismo tiempo que los/as jóvenes exploran los tropiezos de su fé, se les presentan los recursos y talentos de la Iglesia.  

A quienes les interesa participar en el programa, deben llenar una solicitud.  Luego, hay un taller sobre el programa que ayuda a los/as participantes a decidir si quieren continuar con el proceso de solicitud.  El taller se lleva al cabo en el Monasterio Holy Cross.  Después del taller, los participantes deben decidir si quieren seguir con el programa.  Cuando los/as participantes deciden participar, los/as empleados/as del programa coordinan para que país cada participante estará asignado.  Cada participante tiene la opción de indicar un  de preferencia, pero finalmente los/as empleados/as hacen la decisión final tomando en cuenta las destrezas del/la participante, su personalidad, y el trabajo disponible en ese país para proveer una buena experiencia tanto para el/la participante como para la iglesia hospedaje.  No todos los/as participantes vivirán en el mismo país, pero alguno/as sí.  Durante el verano, el equipo de participantes asiste un adiestramiento de dos semanas.  El propósito del adiestramiento es enseñar y discutir como adaptarse a una cultura nueva, lo que se espera de los/as participantes, que es ser un/a misionero/a de la Iglesia Episcopal y crear una buena dinámica dentro del grupo participantes.

El propósito del YASC es más que ayudar a una Iglesia en otro país, es que podamos enseñar inglés y apoyar un proyecto particular en un área de bajos recursos económicos. Aunque posiblemente vayamos a iglesias en áreas de diferentes niveles socioeconómicos. La meta principal del programa es formar relaciones y amistades significantes en los diferentes países.  Uno de los talleres durante el adiestramiento tocó el asunto de ser misionero/a de la iglesia.  Casi todos/as nosotros/as sentíamos un nivel de ansiedad con el termino misionero/a dado a abusos de la iglesia en el pasado y algunos estereotipos negativos escribidos a misioneros/as.  Entonces, exploramos el tema en profundidad y desarrollamos nuestro/as propias definiciones de que es ser misionero/a de la iglesia Episcopal.  Eran varias, pero lo siguiente es la que me gustó más:
Nuestra misión de teología es: 
  • estar presente completamente con otro/as
  • crear una comunidad segura de apoyo y amor
  •  compartir en unidad con Dios
Como mencioné en el escrito “post” anterior, al país que he sido asignada es Brasil.  Específicamente, estaré en la parte Sur, en el estado de Rio Grande do Sul.  Esta parte del país no es tropical como la mayoría de Brasil pero tiene temporadas.  En la Iglesia donde trabajaré está muy emocionada por mi llegada y me han dicho que les ayudaré con un proyecto nuevo que está por empezar.  Cuál es el proyecto,  aún no sé.  El tiempo completo que pasaré en Brasil es un año y para financiar el viaje, la Iglesia Episcopal pagará la gran parte; pero yo tengo que contribuir a los fondos.  Es por esto que estoy recaudando fondos para los gastos de mi viaje, porque para irme debo tener un 50% del dinero. Y es con mucha felicidad que les informo que gracias a unas personas muy generosas, tengo un 44% de la meta recaudada. Si usted puede y desea contribuir, se lo agradeceré, la información para realizar su colaboración se encuentra en la parte izquierda del Blog.

El misterio final que tengo es saber cuando voy para Brasil.  Me cuentan que el proceso de visa para Brasil es uno muy complicado, puede ser que tome uno a seis meses.  Mientras estoy aquí esperando con mucha paciencia, leyendo sobre Brasil y practicando el portugués.  ¡Me dejan saber si les gustaría ayudarme a practicar!



30 Julio 2016
Buscando el Tesoro Escondido

Soy planificadora.  Durante los pasados diez años, para cada transición que experimenté en mi vida desarrollé un, “plan de cinco años.”  Mientras que los planes hechos no siempre pasaron como los planifiqué, me sentí segura con el simple hecho de tener un plan o una dirección aunque no fuera nada detallado. Como parte de lo acostumbrado, hace dos años y medio, empecé el proceso de planificar de nuevo.  Comencé a planificar  que yo haría al graduarme de la Universidad de Puerto Rico.  Al principio, yo tenía una vaga idea que volvería a Connecticut, en donde crecí y he pasado la mayoría de mi vida y “establecerme” (Lo cual significa, hacer lo que se supone que las personas hacen cuando son adultos: conseguir un buen trabajo, comprar una casa y empezar una familia.)  Al escuchar los planes de mis compañeras y compañeros de clase, me di cuenta por una sensación que creció en mi barriga, que todavía yo no estaba contenta con ese plan.  Durante todos mis viajes, había aprendido mucho del Mundo y como funciona, me había acostumbrado a distintas culturas, había conocido como otros/as percibían el Mundo, había conocido personas fascinantes, había probado comidas nuevas y había cultivado amistades fuertes y cercanas.  Fue en este momento que decidí buscar una manera de saciar mi curiosidad y deseo de aprender más sobre el resto del Mundo con la meta principal de compartir mis experiencias y historias de otros países con las personas en los Estados Unidos.


Antes de terminar con la Universidad, ya había sometido varias solicitudes para programas que creía cuadraban con lo que quería hacer.  Por varias razones, al final resultó que ninguno de esos programas fueron los camino que yo buscaba continuar.  Entonces, encontré un trabajo y una iglesia nueva y comencé a acomodarme a una vida tranquila en Connecticut, sin dejar la búsqueda.  Al completar un año en Connecticut, poco a poco, sentí un desanimo y me preparaba para la posibilidad de que mi plan no era factible.  En ese momento, descubrí el programa Young Adults Service Corps de la Iglesia Episcopal.  Después de examinar la filosofía del programa, sabía que eso era lo que quería, por eso solicité y para Febrero del 2016 me enteré que me aceptaron en el programa.

 

¿Se acuerdan que al principio mencioné que soy planificadora? Al solicitar al programa nunca tuve un plan distinto, ése era el plan.  Al comienzo, me sentí inquieta, trataba de formular mi estrategia: que haría con mis dos trabajos, cuanto tiempo le dedicaré a las relaciones familiares y de amistades y cuando sacaría tiempo para estudiar portugués.  El proceso de repuesta del programa fue mas lento de que esperaba por unas cuantas razones. En un momento, me preguntaba si se habían cambiado de opinión y decidieron que yo no era una buena candidata para el programa.  Sin embargo, ese no fue el caso y hace dos semanas cumplí con el adiestramiento y las buenas noticias son que ahora acepto incertidumbre y abrazo el misterio  Entre la inseguridad, también se encuentra la emoción.  Durante el año prometo que les compartiré como yo experimento el misterio, por lo pronto: ¡Yo voy a Brasil!  La parte que desconozco es cuando voy, que haré y cuando llegue, pero estoy emocionada de compartirles esos detalles cuando lo sepa.


No comments:

Post a Comment